La anatomía de las aves presenta un plan corporal que exhibe un gran numero de adaptaciones inusuales en comparación con otros vertebrados, en su mayor parte para facilitar el vuelo.
El esqueleto esta formado de huesos huecos, pero de estructura resistente, lo que les confiere ligereza a las aves. Estas cavidades óseas están llenas de aire y conectan con el aparato respiratorio. Los huesos del cráneo están fusionados, sin presentar suturas craneales. Las órbitas son grandes y separadas por un septo oseo. La columna vertebral de las aves presenta un gran contraste en las zonas superiores y las inferiores. El numero de vertebras cervicales es muy variable, aunque siempre numeroso y el cuello es especialmente flexible, pero en las vertebras torácicas anteriores la movilidad es reducida, y en todas las posteriores la
movilidad es nula, dado que están fusionadas. Las pocas vértebras
posteriores están fusionadas con la pelvis para formar el sinsacro. Las costillas son
aplastadas y el esternón es aquillado para el anclaje de
los músculos del vuelo, excepto en los órdenes de aves terrestres no
voladoras. Las extremidades anteriores están modificadas en forma de alas.
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